Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://ianwhac086908.bloggadores.com/37477741/razones-que-llevaron-a-zidane-a-cabecear-a-materazzi