Imaginate la escena: una fiesta con la familia. El murmullo alegre inundan el lugar. Y en el centro de la velada, el aroma inconfundible que lo impregna todo: un pernil dorado, con ese cuerito crujiente y una carne tiernísima que se corta con mirarla. Esa imagen es casi un sinónimo https://berniez740bbc7.ambien-blog.com/profile